A poco más de siete días de haber sido regresado a México por las autoridades norteamericanas, Arnold Carranza, un migrante centroamericano busca trabajo donde se pueda para sacar adelante a su hija de ocho años de edad, con la que ha viajado por más de un mes en busca del sueño americano.
Arnold y su hija vivieron más de una semana en la colonia migrante que se ubica en la plaza contigua al Puente Internacional Matamoros¬-Brownsville, pero como carecen de recursos económicos y no cuentan con una casa de campaña para resguardarse de las condiciones climáticas, optaron por irse a vivir a las instalaciones del Gimnasio de la alberca Eduardo Chávez.
Arnold Carranza dejó su natal Choloma Cortez, municipio de Honduras, para ir en busca de una mejor calidad de vida en EE.UU. teniendo como único objetivo que su segunda hija estudiara durante cuatro años, tiempo que él emplearía para reunir dinero y regresar a su hogar, donde levantaría un negocio de comida al lado de su esposa y sus tres hijas.
El centroamericano es técnico en computación y habla un poco de inglés, además ha trabajado como cobrador de campo y hasta preparador de alimentos en un puesto callejero, habilidades que lo hacen enfrentarse a los empresarios de Matamoros para solicitarles una oportunidad en los rubros antes mencionados y si no es posible en eso, asegura que aprende y se integra rápido en las actividades que le den.
Explicó que le urge conseguir un empleo para comprar ropa para su niña, quien lo único que tiene para ponerse es lo que cubre su cuerpo, puesto que cuando los detuvo migración de Estados Unidos, les decomisaron todas sus pertenencias y solo los regresaron con lo que traen puesto.
Adiferiencia de otros migrantes centroamericanos que se han quejado por su estancia en esta ciudad, Arnold agradece el apoyo de los mexicanos y matamorenses y aunque tiene su primera cita con el gobierno americano en 15 días, asegura que eso no será un impedimento para que cumpla con las tareas que le encomiende el empresario que crea en él y le dé una oportunidad laboral.
Añadió que también buscará una escuela para que su hija pueda estudiar y le permita ir a trabajar tranquilamente.
Explicó que debido a que fue víctima de un asalto cuando se dirigía a esta ciudad, se encuentra incomunicado porque le quitaron su teléfono celular, pero lo pueden localizar en las instalaciones del gimnasio de la alberca Eduardo Chávez; lugar que fue destinado como albergue permanente para migrantes centroamericanos.
“Yo estoy actualizado en todos los programas computacionales y en la reparación de las computadoras, además se cocinar comida hondureña, por si alguien quiere meter esos platillos en su menú yo los puedo preparar muy bien”, dijo.