Un centenar de personas se dieron cita a las instalaciones del panteón Nuevo para comenzar con la celebración del Día de muertos, en especial a los santos difuntos.
Padres rezando a las puertas de las tumbas de sus hijos, otros recordando a sus familiares acaecidos por diversas circunstancias, sentados en las márgenes de las lápidas donde esperaban que la mañana avance para continuar sus días.
En cada tumba se ve reflejado el amor y recuerdo que las familias guardan a sus muertos, pues algunos se dieron a la tarea de decorar las paredes de las últimas moradas de sus seres queridos, en esta ocasión, los niños que partieron de este mundo a muy temprana edad.
“El dolor de la partida de nuestra hija lo hemos convertido en una tradición al venir a visitarla constantemente; pero venir al panteón no solo significa celebrar la muerte, sino celebrar la vida y las alegrías que nuestra hija nos dio en vida”, dijo una pareja de ancianitos que acudió a limpiar la timba de su hija.
Ademas de los visitantes, los vendedores ambulantes y los limpia tumbas se hicieron presentes desde inicios de esta semana, quienes buscan obtener dinero para llevar el sustento a sus hogares.