El gobierno municipal teme por la seguridad de sus habitantes
Aunque el ejido La Burrita de Matamoros cuenta con menos de 50 residentes, su cercanía con la base experimental de SpaceX —ubicada a poco más de un kilómetro del sitio donde recientemente explotó un cohete piloto— mantiene en alerta a las autoridades municipales, quienes buscan proteger a la población de posibles daños derivados de futuras explosiones.
José Alberto Granados Favila, presidente municipal de Matamoros, informó que el pasado fin de semana representantes del gobierno federal, a través de la Procuraduría Federal de Protección al Medio Ambiente, junto con dependencias estatales y municipales relacionadas con la ecología, realizaron una inspección en la playa Bagdad para evaluar las consecuencias ambientales provocadas por los residuos de las naves accidentadas durante pruebas espaciales.
El alcalde explicó que se tomaron muestras de agua del río Bravo y de la playa Bagdad para determinar si el contacto con materiales metálicos podría afectar el ecosistema de la región. Añadió que se analiza el posible impacto en el ejido La Burrita, y que se espera el dictamen oficial del gobierno federal sobre los estudios aplicados a los restos del artefacto que explotó recientemente en la base experimental, la cual, aclaró, no es la misma que se ubica cerca de la desembocadura del río.