Doña Esthela; la abuelita limpiaparabrisas que ayuda a otros en la calle

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Diariamente pasamos por diferentes cruces en la Ciudad y llevamos una vida tan acelerada que difícilmente nos detenemos a observar lo que nos rodea, pero tan solo si la próxima vez llega a detenerse en el semáforo de la 12 de marzo y Leyes de Reforma, ponga atención y observará a Doña Esthela Ortiz Uribe, mejor conocida como “mamá”.

Y es que esta peculiar persona de la tercera edad y a sus 67 años no solo se dedica a limpiar los parabrisas, sino que además los demás pedigueños, vendedores ambulantes y uno que otro vagabundo le tomó un gran aprecio y no lo solo la cuidan de aquellos que manejan a exceso de velocidad y sin ninguna precaución.

Pero su historia es bastante peculiar, pues a sus 20 años fue vendida por maíz ya que su madre necesitaba mantener el vicio del alcohol, pero para ella apenas comenzaba su martirio, pues su comprador también resultó tener problemas con la bebida.

Los continuos ataques y golpes recibidos terminaron por hacerla salir de su lugar de origen, donde dejó a sus dos hijos y que tras años de búsqueda no ha podido dar con ellos; aún sueña con el momento en volver poder a abrazarlos.

“Mamá”es querida por todos no solo por que les da consejos, sino por que está ahí cuando necesitan de ella, ya sea en apoyo moral o económico, a pesar de ganar no más de 150 pesos diarios por limpiar vidrios.

Desafortunadamente para Esthela la vida no ha sido nada gratificante, pues a pesar que creyó en el amor una vez más, el hombre del que se enamoró en Matamoros terminó por dejarla por otra señora.

La señora Esthela cuenta que desde que llegó a Matamoros ha trabajado en todos los sitios que ha podido para juntar su “dinerito” y pagar los servicios básicos con los que cuenta su hogar que se ubica en el fraccionamiento “Los Ángeles” en esta ciudad fronteriza, lugar que le fue prestado por una amable ancianita hace ya algunos años.

“No le debo nada a la Comisión Federal de Electricidad (CFE), ni tampoco a la Junta de Aguas y Drenaje (JAD) porque siempre he pagado todo; incluso cuando me prestaron la casa me la dejaron llena de deuda y después de muchos años por fin pude acabar de pagar y ya no les debo nada a nadie; el dinero tenemos que saber cuidarlo y no tirarlo porque no es bueno deberle nada a nadie”, dijo.

Las horas que pasa de pié y en busca de una moneda que le facilite comprar comida la han llevado a padecer fuertes dolores de piernas, por lo que debe ingerir medicamento para calmar su dolor y activar su circulación.

“Mamá” no solo trabaja en el cruce antes mencionado, sino que también hace mandados y limpia solares, y fue en uno de sus trabajos que se lastimó un ojo cuando cortaba un árbol y una rama se le encajó en su ojo causándole un fuerte malestar.

Así que, la próxima ocasión que pase por este cruce, baje su vidrio, salude a “mamá” y denle unas cuantas monedas, le aseguro que sabrá qué hacer con ellas.